Ir al contenido principal

¿Sentido común o ideologías?


¿Sentido común o ideologías?

El poder de las ideologías

Estamos acostumbrados a suponer que ideología solo tiene que ver con las cuestiones políticas y religiosas, pero esto no es así, ya que la ideología puede concebirse de diferentes formas. Es cierto que ideología puede ser un sistema de ideas que promocionan y legitiman intereses políticos o religiosos, pero en un sentido social, es el conjunto de ideas, costumbres y creencias que simbolizan los conceptos, valores y prejuicios de la vida en sociedad. En su polo negativo, las ideologías pueden ser aquellas ideas y creencias que oscurecen la razón y nos impiden entender correctamente la realidad. Con esta última definición, inmediatamente pensamos en grupos fundamentalistas, o como mínimo en sectas o tribus urbanas. Pero lo cierto es que, cada día y en todo momento, nos relacionamos a través de ideologías, aquellas que han sido acatadas por casi todos, en un consenso inconsciente, sin muchos cuestionamientos de su sentido. Son las ideologías dominantes que toda sociedad genera. Desde maquillarnos porque somos mujeres, hasta la alimentarnos solo de vegetales, la forma de criar a los hijos, con llantos o sin lágrimas, son ideas preconcebidas de cómo debemos actuar de acuerdo al rol, al género, al estatus, a la fe y a las diferentes condiciones sociales y culturales que nos edifican como sujetos. Analizamos las formas en que las ideologías nos configuran, si son una herencia cultural o genética y la forma en que influyen en nuestras vidas, si no somos concientes de su poder.
La historia nos cuenta que las ideologías llevaron al hombre a las atrocidades más extremas; la esclavitud, la desigualdad de género, las persecuciones religiosas. Después de dos guerras mundiales, el 9/11 y los genocidios en Medio Oriente, las ideologías radicalizadas nos enseñan que todo extremo es destructor. Pero en un mundo donde la realidad también es extrema y apremia día a día, devastando el espíritu del ser humano, donde las diferencias sociales se fragmentan cada vez mas, tomar posturas ideológicas parece ser la solución para algunos grupos que no pueden conseguir sus objetivos a través otros medios mas civilizados, porque cuando la discriminación, el hambre, la enfermedad y la inseguridad son las que golpean sus puertas, las necesidades básicas son las que están por encima de las secundarias y somos capaces de cualquier cosa para satisfacerlas. Así lo afirma Maslow, en su teoría de jerarquía de necesidades humanas, donde defiende que “conforme se satisfacen las necesidades más básicas (parte inferior de la pirámide necesidades básicas: fisiológicas, hambre, seguridad, empleo, descanso), los seres humanos desarrollan necesidades y deseos más elevados (parte superior de la pirámide, necesidades secundarias: moralidad, creatividad, falta de prejuicios, aceptación de hechos, resolución de problemas)”.
Desde lo personal, sabemos que si una persona pasa hambre e inseguridad, no podrá pensar con tolerancia o flexibilidad. De la misma manera, si estamos emocionalmente hambrientos, cualquier forma de satisfacción emocional puede calmar la angustia que causa la indiferencia. Un ejemplo extremo de esto, se manifiesta en la serie Homeland donde un marine estadounidense es secuestrado por más de ocho años por Al-Qaeda y después de varias torturas físicas, psicológicas y emocionales y un “lavado de cerebro” este cambia su ideología, radicalmente. Brody (el protagonista) se convierte al Islam y ahora representa un peligro para la seguridad nacional, ya que Brody es rescatado por Estados Unidos convertido en Héroe. Lo significativo de la serie, es ver como las circunstancias mas extremas y las manipulaciones emocionales pueden cambiar tanto a una persona. Cuando las torturas logran “quebrar su espíritu” el jefe de la célula terrorista, Abu Nazir, le sorprende ofreciéndole su “apoyo”. Es decir, primero lo deja hambriento de necesidades básicas y luego se las ofrece todas para lograr despertar las necesidades secundarias, (morales), pero desde su influencia. Lo recibe en su casa, lo cobija y lo trata como su familia, una suerte de síndrome de Estocolmo, que para sobrevivir, se identifica con su secuestrador.
De la misma manera, este cambio de ideología, puede aparecer cuando nos encontramos en situaciones extremas. Personas que buscando intereses propios ofrecen satisfacer las necesidades más básicas, pero el precio es acceder a sus ideologías morales o espirituales. Por ejemplo, en el caso de la violencia domestica, la mujer para no sufrir más torturas físicas o verbales, es capaz de aliarse con su victimario para calmar esas necesidades de supervivencia, lo perdona una y otra vez, pero en detrimento de su dignidad y autoestima. Otro ejemplo, son los jóvenes quienes buscando amor, atención y reconocimiento, (necesidades básicas del espíritu adolescente) también encuentran en grupos o tribus, un lugar donde satisfacer estas necesidades, pero a costa de enrolarse en su ideología para poder ser aceptado y suministrado de ese amor de manera ilimitada. Tener en cuenta esto como padres, es importante en esta etapa, ya que fácilmente pueden adoptar posturas radicales. Hablar y guiarlos de manera asertiva y no opositoria, es una forma de reencauzar sus ideas hacia el equilibrio de pensamientos más flexibles y ofrecerles en casa la atención y el amor que buscan afuera.
En una publicación de la revista Muy Interesante, se analiza la posibilidad de la relación entre la genética y la forma en que pesamos, pero no existe un acuerdo de si son las ideas las que modifican la forma de nuestro cerebro, o si es la forma del cerebro la que hace que pensemos, en este caso, en ideologías de “izquierda o de derecha”. Científicos del University College de Londres (UCL), en Reino Unido, han identificado una estrecha relación entre el grosor de dos áreas de materia gris del cerebro y la ideología política. En concreto, sus análisis con imágenes de resonancia magnética muestran que las personas que se declaran conservadoras o “de derechas” tienen mayor grosor en los tejidos de la amígdala cerebral -el área encargada de procesar las emociones-, mientras que las personas con ideología liberal o “de izquierdas” suelen tener más pronunciada la corteza cingulada anterior, un área del cerebro asociada con la anticipación y la toma de decisiones. Según Geraint Rees, director del Instituto de Neurociencia Cognitiva del UCL, si bien existe una clara relación, las imágenes del escáner por sí solas no pueden determinar las preferencias políticas. Además, aún es pronto para determinar si es la preferencia política la que moldea nuestro cerebro o viceversa.
Lo cierto es que un mundo que se sostenga a partir de ideologías igualitarias, es una utopia, así lo demuestra un estudio que desmiente la teoría de genero. La llamada “Ideología de Género” es un mito que se desmintió en Noruega, país que gastaba más de 56 millones de Euros en investigaciones y promociones sobre la supuesta igualdad de género. Según la ideología de género, el ser hombre o mujer no es una cuestión biológica, sino cultural. Son “roles” que se adquieren y se deciden influidos por la cultura, la educación y el entorno, es decir, que no se “nace” hombre o mujer, sino que uno se “hace” hombre o mujer. Pero esto se desmiente en un  análisis de un productor de documentales televisivos y sociólogo Harald Eia, presentador noruego, tras su intriga sobre el hecho de que, a pesar de todos los esfuerzos de los políticos e ingenieros sociales para eliminar los “estereotipos de género” las chicas seguían optando por profesiones “femeninas” (por ejemplo, enfermeras, profesoras, etc.), mientras que los chicos seguían siendo atraídos por carreras “masculinas” (por ejemplo, la de ingenieros, técnicos, trabajadores de la construcción, etc.) La ideología de género domina las estrategias políticas de igualdad entre hombres y mujeres, en lugar de partir de las diferencias entre sexos, de su complementariedad y sinergias y, sobre ellas, construir sociedades más humanas, más ricas y más sostenibles.
El sentido común no es otra cosa que la ideología de la clase dominante, no hay pensamientos libres, neutrales, o limpios de contaminación ideológica. La posibilidad de que haya gente que no crea en nada, es una ilusión. Si no somos neutrales, nadie puede denominarse indiferente ante la sociedad en que vive. Quizás la postura más radical que podamos tomar, es reconocer que desde el lugar, el rol y el trabajo que nos toque, tenemos una influencia trascendental en el cambio hacia una hegemonía cultural a partir de la tolerancia. Poder acompañar el proceso de transformación de los sistemas enfrentados, que no hicieron más que dividir al mundo en polos opuestos, es buscar la manera de crear formas donde estos extremos se complementen y puedan así evolucionar con sus diferencias, pero de la mano, para sostenerse mutuamente.  

Lic. Gabriela Casco Bachem
Psicóloga

gabrielacascob@hotmail.com

Comentarios

Entradas populares de este blog

Padre e hijo; La lucha por el trono

“El hacer del padre por su hijo es hacer por sí mismo” Miguel de Cervantes Saavedra El sentimiento de rivalidad entre padre e hijo, aparece hacia los tres años: es el complejo de Edipo definido por Sigmund Freud inspirado en el mito de la tragedia griega de Sofocles. El niño tiene la molesta impresión de que su papá se quiere apropiar de su mamá y que le imposibilita así tenerla toda para él. Lo considera un auténtico rival y entra en competencia con él para apartarlo y ganar toda la atención de su mamá. Cuando el padre introduce la ley y pone reglas al pequeño “acaparador”, se delimitan territorios y el niño entra en una etapa de aceptación e introyección de cualidades de su género. Empieza a copiar la potencia y habilidades de su padre, ambiciona superarlo y esto incita al niño a pelearse, a enfrentarse a él, en cualquier ámbito que su padre se destaque y es así como se produce la identificación con su mismo sexo, ya que al ser como su padre, puede también llamar la atenci

Moda, una expresión de la personalidad

¿Qué diferencia hoy una galería de arte de una tienda de moda? Gilles Lipovetsky ¿Qué nos hace obedecer a la moda hasta a veces depender de sus dictados? ¿Cuál es esa “necesidad” que nos cautiva para comprar marcas o tendencias? ¿Es la necesidad de aprobación social, satisfacción personal, mostrar nuestra identidad, nuestro nivel social, nuestro poder adquisitivo? ¿Tiene que ver con una motivación interna o externa, consciente o inconsciente? Estos cuestionamientos surgen al momento de hablar sobre la influencia de la moda en la personalidad y así como no se puede dar una sola respuesta a un fenómeno que surge de tantos factores, tampoco podemos definir lo que significa desde un lugar superficial , ya que influye en todas las esferas humanas; desde la ropa, al arte, la arquitectura, la política, la cultura, la forma de relacionarnos, etc. Entender su relación con nuestras emociones y necesidades es importante al momento de saber si nos beneficia o nos esclaviza. La

La importancia de respetar a los padres

La relevancia emocional de tener una relación positiva con los padres Muchas veces nos preguntamos ¿Cómo podemos hacer para que nuestros hijos nos respeten? ¿Debo ser más exigente? ¿Tener más personalidad? ¿Imponer mas límites? Y en estas preguntas nos desviamos de una respuesta clara; la relación con los hijos depende de la relación con nuestros padres. Si la relación que tenemos con nuestros padres es conflictiva, ya sea en este momento de la vida, o permanentemente y sentimos que la relación con nuestros hijos ya sean pequeños, adolescentes o adultos, es conflictiva o se encuentra bloqueada, es importante empezar por registrar nuestra relación con nuestros padres. Es un camino que no siempre consideramos tomar, ya que solo vemos el efecto (malestar con los hijos, falta de respeto, indiferencia) pero no la causa. Reconocer si tenemos conflictos con nuestra relación originaria, es de suma importancia para iniciar un proceso de cambios en la configuración de los fundamentos em