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Moda, una expresión de la personalidad




¿Qué diferencia hoy una galería de arte de una tienda de moda? Gilles Lipovetsky

¿Qué nos hace obedecer a la moda hasta a veces depender de sus dictados? ¿Cuál es esa “necesidad” que nos cautiva para comprar marcas o tendencias? ¿Es la necesidad de aprobación social, satisfacción personal, mostrar nuestra identidad, nuestro nivel social, nuestro poder adquisitivo? ¿Tiene que ver con una motivación interna o externa, consciente o inconsciente? Estos cuestionamientos surgen al momento de hablar sobre la influencia de la moda en la personalidad y así como no se puede dar una sola respuesta a un fenómeno que surge de tantos factores, tampoco podemos definir lo que significa desde un lugar superficial, ya que influye en todas las esferas humanas; desde la ropa, al arte, la arquitectura, la política, la cultura, la forma de relacionarnos, etc. Entender su relación con nuestras emociones y necesidades es importante al momento de saber si nos beneficia o nos esclaviza.

La moda básicamente está dirigida a las mujeres (también a los hombres, claro) pero parecería responder a un mercado en donde la demanda (insatisfecha) es eterna, ya que la mujer es quien mas susceptible se siente al momento de cumplir con parámetros de belleza cada vez mas imposibles y en algunos casos, vemos su dependencia del juicio ajeno para valorizarse a sí misma. Hoy día, esta exigencia se observa a edades cada vez más tempranas donde ya aparecen problemas relacionados a esta forma de enfrentar la vida, como la anorexia, la bulimia, la ansiedad social, el pánico, las compras compulsivas, etc. Quizás por eso, a las mujeres siempre nos falta algo y a pesar de que nuestro ropero es el equivalente a un tsunami de ropas, no puede faltar la típica frase que sobreviene a la invitación a cualquier evento “¡Dios mío! no tengo nada que ponerme”. Pero para entender porqué nos sentimos atrapadas dentro de esta incoherencia, es justo analizar el sentido inconsciente de esta insatisfacción. Esta falta no tiene que ver con una falta material (y es evidente ya que si solo necesitamos vestir el cuerpo, lo haríamos con un par de trajes y no con una hectárea de ropero) y cuando se vuelve angustiosa, es porque depende de la búsqueda de aprobación de los demás. La necesidad de aprobación surge a partir de la dependencia de la mirada del otro. El ser humano nace prematuramente, a diferencia de los animales que ya se valen por sí mismos, nosotros dependemos de otros por muchísimo tiempo, por ende, consecuentemente, también dependemos de su aprobación. Esta dependencia nos lleva desde la temprana infancia a percibir nuestra falta y nuestra tendencia a buscar en la aprobación del otro, seguridad. Si mediatizamos esta falta constitutiva a través de la moda o las cosas, es porque quizás hemos sido valorados por nuestros padres o cuidadores en la medida en que los conflictos se escondían para no molestar y no se permitía la expresión de las frustraciones o emociones reales. Con esta lógica, siempre nos va a faltar algo que nos permita reflejar solo lo mejor de nosotros, tapando con ropa o cosas, nuestra insatisfacción u opresión personal para ser aceptados. Como la seguridad es una condición emocional, difícilmente la podamos solucionar con objetos externos. Esta falta que consideramos tener, ya sea de ropa, estilo, personalidad, desaparece en la medida en que tomamos conciencia de las situaciones en las que nos definimos a través de los demás, aprendiendo a cambiar nuestros puntos de vista, para tomar el juicio de los otros, como información y no como definición de nosotros mismos. La seguridad debe surgir del conocimiento personal, de expresarnos sin miedo, de encontrar una pasión y así no depender (solamente) de la mirada de los demás o de aquello que dicta la moda o el mercado. Comprendiendo esto, podemos utilizar la moda y aquello que vestimos para expresarnos, disfrutando de aquello que auténticamente somos, de lo contrario, nos esclaviza por depender de ella para sentirnos aceptados.

Investigando sobre el tema y consultando con expertas en moda, la conclusión parece ser la misma; la moda y el estilo deben expresar nuestra personalidad. Valeria Gallarini, diseñadora, editora de revistas de moda y gran experiencia en el rubro, considera que lo que vestimos tiene una fuerte motivación interior; “La moda es una manifestación de la personalidad. Si estamos tristes no le ponemos el mismo empeño a lo que vamos a ponernos, pero si estamos alegres, usamos colores, ropas llamativas, así como cuando queremos sobresalir del resto o autoafirmarnos, nos ponemos algo poco convencional. Otros eligen cierta manera de vestir para pertenecer a cierto grupo o tribu social”. Leticia Martínez Blasco, representante de María Cher en Paraguay, nos dice; “La moda es algo que uno lleva consigo, es subjetivo, uno hace su moda, usando algo que sea tendencia, pero con un toque personal, de lo contrario uno se siente disfrazado e inseguro”. Tania Domaniczky nos dice, que en su larga trayectoria en el mundo de la moda, ahora conductora del programa nacional “Transformación total” que la moda es una expresión de nuestro estado de ánimo; “Al elegir lo que nos vamos a poner no solo elegimos tendencia, sino que estamos seleccionando el color, la forma, la textura, hay un análisis de lo que uno decide vestir de acuerdo a cómo se siente. El día a día a veces nos obliga a vestir con practicidad y no siempre de la forma en la que nos gustaría. En el programa pude ver que por las múltiples actividades que tenemos; somos madres, esposas, amigas, profesionales, estudiantes y ¡nos olvidamos que somos mujeres! y que cuidarnos también significa vernos bien, sentirnos bien con nosotras mismas, porque así podemos dar de nosotras lo mejor. Buscar estar bellas no es vanidad, es amor propio”.

Si la primacía de la moda es expresar quienes somos, un ejemplo de ello es el icono de moda neoyorquina Iris Apfel, quien a sus 91 años, es considerada una de las personas con más estilo y criterio al vestir. Iris es coleccionista de arte y ropa, decoradora de interiores y diseñadora de textiles. En su documental en Netflix dice; “Me gusta la individualidad. En estos días no existe, hay mucha monotonía, todo esta homogeneizado” y en una nota digital de El País; La moda es un producto muy serio. A veces puede verse como algo muy tonto. Pero si realmente la estudias, te das cuenta de que es una reflexión de la política, de la vida social, de la economía, de la atmósfera. Es decir, de nuestra forma de vida. Si comparas los trajes de diferentes periodos, verás que la gente vestía de una manera por una razón. Cuando las mujeres eran más rígidas, se aflojaron los corsés. Las cosas no solo suceden sin más, ¡todo ocurre por algo!” Y referente a la actitud y el estilo de cada uno dice “Tienen que trabajar en el estilo. No hay una fórmula. Estilo es sobre todo actitud. No tiene nada que ver con la cantidad de dinero que posees. Conozco a muchas personas con toneladas de dinero que no tienen estilo y personas sin dinero que van increíbles. Es la forma de pensar sobre ti. Tener curiosidad acerca de uno mismo. Lleva tiempo. Debes conocerte y saber que no importa lo bella que sea una prenda. Si no te sientes cómoda en ella, parecerá que la has tomado prestada. Tratar de copiar el look de alguien es una tontería.”

El cuerpo biológico necesita del atributo de la imagen para poder existir y la moda actúa como una especie de “Gestalt visual” en la que todos nos manejamos bajo ciertos criterios para definir aquello que es estético, bello y agradable y que a la vez transmita lo que socialmente caracteriza a cada época y “clima emocional” de la humanidad, mientras que el Ser, la esencia, necesita del atributo del lenguaje para expresarse; arte, ciencia, intelectualidad, música, religión, etc. Si podemos unificar cuerpo y esencia, la personalidad fluye y no depende de estereotipos, tendencias ni mandatos porque se rige con su propia autonomía y espontaneidad y eso se refleja, es marca registrada. Hoy día en Paraguay, como nunca antes, tenemos más escenarios y mercados interesantes donde compartir y comunicar esta pasión por el arte y la moda, empezando por los diseñadores nacionales de excelencia que indican una verdadera evolución cultural en nuestro país. Gracias a la creatividad y diversidad en sus diseños, tenemos la facilidad de expresar a través de sus ideas, parte de nuestra personalidad, sin ellos, esta libertad de elegir e innovar, no serian posibles.

Lic. Gabriela Casco Bachem
Psicóloga
gabrielacascob@hotmail.com

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