“Aunque supiera que el mundo se desintegrará mañana, igual plantaría mi manzano.” Martin Luther King
Esta Navidad es portal de un año nuevo muy esperado para algunos, quienes quizás la vivan “como la última noche buena”. Muchas son las hipótesis que afirman el advenimiento de un cataclismo que pondrá punto final a la humanidad en el 2012. Pero lo interesante es que esta postura se fue modificando gradualmente a una idea más sofisticada y considerable de “final” y ha sido progresivamente reemplazada por la de idea de un “nuevo mundo emocional” donde se habla del comienzo de un “cambio en la conciencia humana” que estaría asociado a un tiempo de prosperidad, paz y abundancia, poniendo fin al mundo materialista, competitivo, violento e indiferente que conocemos y no al mundo físico como tal. A decir por los síntomas sociales, culturales y sicosomáticos de las generaciones actuales, podemos entender a lo que alude esta profecía, ya que asociamos “progreso” a los aspectos intelectuales, cuantitativos y tecnológicos, pero al fascinarnos con el consumismo y sentirnos “completos con cosas”, hemosdejado un vacio en los aspectos espirituales y trascendentales de la identidad del ser humano.
En la actualidad se denomina “analfabeto funcional” a una persona que no maneja la tecnología, con esa lógica, muchos podemos denominarnos “analfabetos emocionales” ya que hemos desacreditado a tal punto el aspecto emocional, que muchas personas desconocemos el idioma y el significado de las emociones autenticas. A muchas emociones las hemos reemplazado por otras “socialmente aceptables” en concordancia con lo que consideramos valiente, eficiente, fuerte y rápido. A veces hasta somos incapaces de diferenciar una emoción de un sentimiento, y actuamos en consecuencia. La Navidad es un ejemplo; es un acontecimiento de sensaciones ambiguas a la cual le hemos dado un significado aun más confuso, algo así como una connotación de“materialismo espiritual” porque nos reunimos para pasar una “noche de paz” la cual a veces se torna totalmente lo contrario, por excesos, emociones incontrolables, tristeza o euforia. Es primordial retomar y re aprender el “abcemocional” para guiar a nuestros hijos, porque si nosotros seguimos confundidos incapaces de manejar las frustraciones, ellos cargaran con el mismo esquema emocional y el idioma real del “corazón” quedara extinto y es allí donde peligran las vulnerabilidades en la autoestima, la cual se forja en la infancia.
Las emociones son básicamente, explosiones de incomprensión, que podemos percibir claramente en el cuerpo. Los sentimientos, tienen una naturaleza diferente, y son percibidos también de manera diferente. Los sentimientos son más serenos que las emociones. Son como murmullos del alma, una sabiduría interior o una acción intuitiva súbita. Las emociones siempre tienen algo muy intenso y trágico en ellas, como los ataques de ansiedad, de pánico, de rabia o depresión y los estados maniacos o eufóricos. Las emociones nos enceguecen ycasi siempre tienen un detonante en el mundo exterior. Los sentimientos se originan en una dimensión difícil de identificar porque desde la ciencia, podemos hablar deneurotransmisores, desde la religión podemos decir que provienen del alma, y desde lo emocional, del corazón o la mente. En base a lo que sentimos (aspecto más duradero y fiel a lo que somos) podemos tomar decisiones másequilibradas con respecto a nuestra vida y destino y para eso, tenemos que estar en paz y tranquilidad interior porque las emociones perturban los sentimientos y nos confunden, nos entusiasman o nos vuelven pesimistas ante situaciones que nada tienen que ver con las emociones pasajeras.
Podemos hacer un paralelismo entre las emociones y los niños ya que ellos son espontáneos y sinceros con lo que sienten, hasta que los adultos los vamos reprimiendo y confundiendo para que sean “seres sociales y sociables”, porque aunque actúen de acuerdo a lo que sienten, esto no quiere decir que sea bueno, ya que el niño puede volverse empecinado con una emoción súbita (rabia, temor, celos, competencia, tristeza) y el sólo es incapaz de detenerse y analizar la situación y optar por lo correcto. Esto se debe a que los niños han abandonado recientemente un mundo de sensaciones egocéntricas ilimitado. Lo tenían todo“servido en bandeja” donde todo era concedido sin demora; comida, calor, contacto, sueño, movimiento, sensaciones placenteras, (el vientre materno) sitio tan diferente al mundo real, limitante, expectante e incontrolable. Por eso, ellos necesitan que apoyemos su proceso de adaptación no solo física, sino emocionalmenteal mundo “hostil” al que necesitan adaptarse y comprender para vincularse y sobrevivir.
Ser ejemplo y empezar por nosotros mismos:
Empezar por ejercitar “el no dejarse llevar”completamente por las emociones es un buen intento para manejar las emociones. Permanecer capaces de observarlas desde una postura neutral y para esto es importante estar conscientes y no reprimir las emociones, pero tampoco sumirse a ellas. Esto suele suceder con los niños, a quienes tratamos de “proteger” suplantando una emoción por otra en situaciones claves. Por ejemplo; un niño se golpea la cabeza contra un estante y le duele. El está perturbado, gritando y con dolor. El niño patea el estante porque está enojado con el objeto en sí. El considera que el estante es el origen del dolor. Como padres, podemos guiar emocionalmente a nuestro hijo diciéndole que empiece por nombrar su experiencia; “Vos estas enojado porque te golpeaste la cabeza contra el estante, ¿verdad? ¿Te duele, verdad? Nombrarlo es esencial, así transferimos la raíz del problema desde el estante al niño. “No es el estante, sos vos quien esta dolorido, enojado, frustrado” y por sobre todo en este ejercicio lo que les hacemos notar es que entendemos su emoción, no lo dispersamos ni distraemos de la emoción, diciéndole “ya paso, no duele, no paso nada” como hacemos siempre para “distraerlos”, esa es una tergiversación tan inocente como letal para arrancar con la confusión de las emociones.
En cambio, cuando hablamos de lo que paso y les ponemos palabras al dolor, como padres estamos abrazando la emoción de nuestros hijos, acompañándolos a la comprensión con amor y cuando ellos sientan esa consideración, la ira o el dolor desaparecerán sanamente aunque el dolor físico permanezca. Al cambiar el foco de atención “del estante al niño” del exterior al interior, estamos enseñando a tomar responsabilidad de las emociones, demostrando que su reacción a un detonante externo puede ser controlado desde su interior y elegir quépostura tomar ante una situación dolorosa. Aceptar o negar, sufrir o resignarse, tolerar o defenderse.
En la actualidad ya son muchos los centros escolares y laborales donde la educación emocional se introduce a través de charlas y cursos para la alfabetización emocional y la resolución de conflictos. El cambio no es inmediato, pero si se hace un seguimiento, se observan mejoras importantes en el clima de los alumnos y compañeros de trabajo, así como en los aspectos vitales y en la capacidad emocional de quienes han participado en esta formación y orientación.
Cinco cambios que se observan con la alfabetización emocional:
1. Autoconciencia emocional. Un mejor reconocimiento e identificación de las emociones personales así como de las causas que las producen.
2. Control de las emociones. Tolerar las frustraciones ante las situaciones de pérdida, el manejo de la ira, el sentimiento de culpa ya sean externos o internos, la autocompasión. Asi automáticamente se reducen las tendencias a las agresiones verbales contra el exterior o contra nosotros mismos.
3. Aprovechamiento productivo de las emociones. Se aprende a salir de la victimización, asumiendo con mayor responsabilidad las propias emociones o sentimientos. Mayor concentración y respuestas positivas.
4. Relaciones más gratificantes y positivas. Mayor habilidad en la comunicación y relacionamiento interpersonal al tener una mejor comprensión de las situaciones, externas o emocionales. Sentido de la amistad y compromiso. Actitudes más democráticas y mejora en la capacidad para resolver conflictos.
5. Empatía: La comprensión de las emociones o la capacidad para ponerse en el lugar del otro. Mejor voluntad para la escucha sincera de los sentimientos.Más sensibilidad, aceptación y respeto a los sentimientos ajenos.
2. Control de las emociones. Tolerar las frustraciones ante las situaciones de pérdida, el manejo de la ira, el sentimiento de culpa ya sean externos o internos, la autocompasión. Asi automáticamente se reducen las tendencias a las agresiones verbales contra el exterior o contra nosotros mismos.
3. Aprovechamiento productivo de las emociones. Se aprende a salir de la victimización, asumiendo con mayor responsabilidad las propias emociones o sentimientos. Mayor concentración y respuestas positivas.
4. Relaciones más gratificantes y positivas. Mayor habilidad en la comunicación y relacionamiento interpersonal al tener una mejor comprensión de las situaciones, externas o emocionales. Sentido de la amistad y compromiso. Actitudes más democráticas y mejora en la capacidad para resolver conflictos.
5. Empatía: La comprensión de las emociones o la capacidad para ponerse en el lugar del otro. Mejor voluntad para la escucha sincera de los sentimientos.Más sensibilidad, aceptación y respeto a los sentimientos ajenos.
Se dice que se memoriza mejor lo que previamente nos ha emocionado. Quizás la Navidad la recordemos tan claramente porque nos hicieron hermosos regalos y no por vivencias familiares amorosas y tiernas, porque fue más fácil y rápido emocionar con cosas y no con afecto. Crear un ambiente inolvidable depende de nosotros, de la sinceridad con la que manejemos las prioridades familiares, lo espiritual o lo material, regalos o reunión, deseos o necesidades.
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