La confianza es clave en las relaciones interpersonales ya sean familiares, laborales y sociales. La calidad de vida de las personas depende de la percepción que tienen de sí mismas, es decir la confianza y seguridad con que asumen su deseo, “poseen” sus emociones, administran sus adicciones de apego a situaciones repetitivas, producto del mundo exterior; (consumo, competencia, codicia) valores creados por la sociedad de consumo. De cómo equilibran estas fuerzas dependerá la obtención de calidad de vida y no cantidad de bienes con los que se suele intentar reflejar seguridad disfrazando quizás, cierta pobreza interior. Sentir baja autoestima puede modificar la forma de relacionarse con el medio e impedir lograr objetivos.
La confianza nos predetermina en todos los
vínculos humanos, desde el recién nacido con sus padres, la pareja, las
amistades y lo que percibimos de la sociedad. Los cimientos de la confianza se
establecen en las primeras experiencias vitales. Una persona que se crió en un ambiente
de afecto y seguridad, lo mas probable es que de adulta perciba al mundo de la
misma manera, tendrá mejores expectativas y un nivel de frustración que le
permitirá sobrellevar los problemas y ver soluciones donde otros, no las
encuentran. La confianza básica se constituye entre madre e
hijo a través del vínculo de la lactancia y los cuidados. Los padres son los
que proveen de los valores de lo que es correcto. Por eso es importante
hablarles siempre con la verdad, ya que si los niños desde muy pequeños se
pasan descubriendo las “mentiras piadosas” todo desembocará en la desconfianza
y el miedo.
La desconfianza nace del temor, de la crianza en
la crítica constante y en las experiencias desfavorables vividas en las
primeras etapas de la vida que causaron desilusiones y donde no se recibió el
afecto y la contención necesaria, de padres inseguros que constantemente
descalifican lo positivo en ellos mismos y en los demás. El extremo es la “confianza ciega” donde la
persona pasa a vivir exclusivamente de suposiciones y supersticiones, donde la
falta de toma de conciencia ante las decisiones y compromisos, la deja expuesta
a situaciones engañosas, interesadas y de riesgo.
Coexistimos en función de la confianza o la falta
de ella. Día a día la seguridad en uno mismo permite tomar decisiones en
situaciones en donde no siempre el entorno esta de acuerdo. Cuando se instala
el virus de la inseguridad, la toma de decisiones caduca y la angustia pasa a
ser protagonista. Las consecuencias de que algunas personas convivan en un
estado desprovisto de confianza son varios, desde síntomas físicos a estados
depresivos. Algunas características de inseguridad son; falta de sociabilidad
(no animarse a hablar con personas nuevas o jefes), temor de hablar en publico
(pánico escénico), autocríticas constantes y una personalidad muy
influenciable. Decir mas “no puedo” que “si puedo”, permitir que otras personas
menosprecien los logros, incapacidad de decir que “no”, dificultad para saber
que hacer, no lograr ni concretar nada y una personalidad defensiva si alguien
opina diferente, así como una distorsión de la realidad anulando constantemente
lo positivo cuando otras personas le atribuyen un elogio, es un coctel
predilecto de los que fracasan (incluso al triunfar.)
En cambio, la actitud de una persona con un nivel
de confianza consolidada a su personalidad, es la de “esperar el bien” básicamente
una persona con fe, con fe en la vida. Es ver el futuro de forma positiva, a
las personas desprovistas de malicia y al mundo como un sin fin de
oportunidades. Es capaz de tomar decisiones sin temor a equivocarse. La
seguridad se proyecta desde la persona que a través de la constatación de sus
capacidades percibe que logra sus objetivos. Puede mantener vínculos de calidad
a lo largo del tiempo y siempre encuentra una enseñaza en los fracasos. Su
actitud ante la vida es libre de prejuicios y es apto para controlar sus
emociones sin que estas dominen su vida.
Hoy en día muchas empresas invierten en cursos
especializados para mejorar la autoestima de las personas que trabajan en ella.
Esto es debido a que existe una toma de conciencia, de que cuanta más alta sea
la autoestima, mejores serán los resultados laborales y creativos, lo que lleva
al éxito profesional. Se basan en el conocimiento personal, el vínculo con los
compañeros de trabajo o como jefes convirtiéndose en lideres de cambio,
potenciando el sentimiento de valor propio y las capacidades, mejorando las
habilidades sociales y forjando una imagen positiva de si mismos.
Actualmente existen varios métodos para
fortalecer el pensamiento positivo y la autoestima, pero las herramientas no se
encuentran en el exterior sino que todas las técnicas promueven el conocimiento
interior, crecer desde adentro hacia fuera. Varios libros y películas se basan
en este cambio personal “quántico”.
Para lograr construir la confianza en uno mismo,
es necesario trabajar en fortalecer la autoestima iniciando todo camino a
partir de la paciencia y la tolerancia, sin juzgar ni juzgarse, sin comparar,
sin autoexigencias que deriven en angustias y desilusiones y mucho menos de
forma "urgente" ya que es un proceso lento, pero seguro. Iniciar
alguna actividad que conlleve un proceso para reconocer las actitudes
derrotistas y cambiar la distorsión cognitiva que tienden a trasformar las
experiencias neutras o positivas en negativas. La seguridad y la confianza
permiten ver y disfrutar de todo lo bueno que sucede alrededor. Habilita un
estado de agradecimiento ante lo bueno y lo malo, buscando siempre el
crecimiento interior.
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